Patricio Meller, es una persona seria que forma parte de las soluciones y así es que ya tiene su puesto en la historia del país.
Con su trabajo sobresaliente y convicción a toda prueba, ha sido promotor de cambios relevantes en los principales sectores productivos de Chile -minero, forestal, agrícola y acuícola-; caracterizados por la inercia estructural, una cuota importante de irresponsabilidad ante sus impactos sistémicos, liderazgos estilo patrón de fundo y ajustes tipo “por mientras pa siempre”.
No es popular, ni de chiste fácil y cuesta bastante seguirlo…
Sus contribuciones están lejos de ser recetas fáciles ni mucho menos se orientan al corto plazo. No sé si tiene Twitter o si le interesa al menos lo que pasa en Redes Sociales. Lo suyo es estar en lo relevante y dirigido al “hacia dónde vamos”… No mañana… En las próximas décadas.
Su logro nunca es individual, sus equipos de trabajo son multidisciplinarios y de alto rendimiento. Conformados por profesionales comprometidas y comprometidos con una sociedad mejor. Sí, en sus equipos hay mujeres en roles relevantes.
Así como Patricio Meller, existen decenas de académicos, intelectuales, activos colaboradores de la industria nacional y el Estado, a quienes debemos los avances que sí existen en la forma de producir y convivir. De algunas de ellas y ellos puede conocer por ejemplo en el programa Mentes Brillantes que transmite la Red Televisión. Se sorprenderá gratamente, se lo aseguro.
Lo que han hecho estas chilenas y chilenos -casi silenciosamente en término de la opinión pública- es mérito de su inteligencia principalmente EMOCIONAL, digo esto porque dada la realidad que les ha tocado vivir, han debido poner no pocas veces a un lado lo que sienten, ceder y adapatarse, para avanzar hacia el país y la sociedad que quieren. De esto he escuchado hablar, por ejemplo, al Profesor José Maza. Entienden que lo que sueñan posiblemente no lo alcanzarán a ver como aspiran, porque para eso se requiere de varias generaciones con una nueva visión, de un contexto que hay también que moldear; parte de su trabajo es entonces, la formación de nuevas generaciones. El traspaso generoso del saber y experiencia adquiridos.
Siempre parecerán pocos sus aportes para algunos; a vista del espectador hiperconectado cada escalón previo a su realidad luce insuficiente, opaco y cobardes los sujetos que hasta “ahí no más llegaron”.
Esos juicios desde el hoy omiten el contexto de desempeño de estas personas, del momento de la historia en que les tocó hacer gran parte de su carrera profesional. Ellas y ellos no leyeron en los diarios sobre la muerte y la ferocidad de una Dictadura, la respiraron en los pasillos de la Universidad, en las calles, en la ausencia repentina del amigo, amiga, colega, estudiante o familiar que nunca más apareció.
Mientras intentaban un país mejor había Operación Cóndor, toque de queda, censura de los medios de comunicación, autoridades designadas. Había un clima en extremo polarizado con buenos y malos. Había crímenes cometidos o encubiertos por agentes del Estado e impunidad. Hace poco un caso icónico cumplía 35 años sin culpables, el de Alice Meyer.
No había democracia.
Científicos e intelectuales nacionales no compartían con pares extranjeros en instancias como un Congreso Futuro, ni disponían de incubadoras, ni startup ni Comisión de Innovación; había ganas, piedras y montañas de roca que atravesar.
No existía selección en los cargos de las grandes empresas, head hunters o LinkedIn. Existían los patrones, quienes a dedo llegaban a director o gerente general. Ese jefe era al que había que convencer de modernizar, así eran los directorios, juntas directivas y asociaciones de varias industrias.
Ellos no supieron hasta ahora del big data, del management, no respiraron inglés desde el kinder; lo aprendieron para ir a convencer al mundo de que en un rincón al sur se producía conocimiento e innovación de calidad.
Cuando empezaron a llegar los inversionistas y había ahora que convencerlos a ellos de reducir la destrucción innovando, mejorando los procesos, metiéndole tecnología al cuento, ahí llegaron con su empeño y un inglés que se quisieran algunos. También hubo que ir a vender afuera, a las grandes economías. En fin, para cada cosa, hubo que sacar talento y empuje, pero cuidarse; era caminar sobre huevos la mayoría del tiempo, había convicción y proyecto país o al menos voluntad para crearlo demostrada en cada paso, aunque, sí, cedieron tal vez demasiado, fallaron en aspectos cruciales, pudieron haberlo hecho mejor mirado desde el hoy, sin duda…Pero se atrevieron… De eso saben estas señoras y señores, casi invisibles constructores de país que tenemos.
Hoy estamos -quienes podemos hacer cambios- los educados y postgraduados, encerrados en nuestras casas, departamentos, o salimos en auto a una oficina sanitizada. Seguimos teleproduciendo, ajustando, viendo cómo flotar al menos. Con debido respeto nos cuidamos de un organismo microscópico que nos puede liquidar.
En paralelo se discuten y urge solucionar temas complicados, existen muchos datos, visiones, propuestas y aportes relevantes de los centros de pensamiento que piensan; pero también bastante caricatura, copiados y pegados, mensajes potentes por encima, pero profundamente ridículos por su descontextualización, oportunismo, facilismo e ignorancia (tanto del emisor como de receptores que los replican). Hay además una flojera intelectual insoportable.
Puedo entender que haya personas que repitan leseras, pero hay quienes de verdad me da vergüenza ajena que lo hagan. No tiene excusa su comportamiento.
En cuanto al debate, sano y necesario, el piso mínimo a mi juicio es aportar con algo propio, lo que pueda, una opinión original producto de su reflexión o emocionalidad, de su experiencia de vida, aunque sea un análisis nivel vino, queso y aceitunas. Sea con rabia, frustración, optimismo, miedo al cambio, con lo que venga…Pero de Usted. A eso le agrega el copiado y pegado, la referencia, el meme, como prefiera. Los acostumbrados a conversar entendemos que es la realidad que conoce, lo que le pasa, siente, piensa y de eso no se puede culpar a nadie… De la comodidad en este momento que vivimos, de eso sí es culpable estimada, estimado.
Hoy escribo, habiendo hecho poco respecto a la inmensa cantidad de problemas que tenemos como país y humanidad, inspirada por las reflexiones de Patricio Meller ante lo que vivimos. A quien además de admirar, estimo y agradezco. Porque sus convicciones tocaron y cambiaron también mi vida.
Entre tanto contenido disponible, no puedo dejar de destacar la relevancia de sus palabras, un aporte original, fruto de décadas de investigación y trabajo, de estrecha vinculación con la realidad. Creo que leer esta entrevista -así como escuchar la de Carlos Peña de ayer en Estado Nacional (omitiendo el estilo señora de los rumores de Matías del Río)- es fundamental para dimensionar el tamaño del desafío que tenemos delante de nosotros como generación adulta.
Es un nuevo comienzo, sin duda, pero no olvidemos que el camino ya lo han venido caminando otros antes, que tenemos una historia que nos han dejado para continuar y de la cual tenemos que aprender.
El mercado es un mecanismo muy útil para producir bienes y servicios, pero debe respetar las prioridades de la sociedad. Hay ciertos servicios que no tienen por qué ser producidos por el mercado, el ejemplo más claro es salud. ¿Acaso es el mercado el que está resolviendo el problema de la pandemia? Por otra parte, ¿ha resuelto el mercado el problema de la desigualdad? Un tópico que se está discutiendo en los países desarrollados es analizar cuales debieran ser las reglas institucionales para que el mercado genere una sociedad más equitativa y con mayor movilidad social. Algunas ideas al respecto son: sustituir el capitalismo de los accionistas por el capitalismo de los “shareholders” (partes vinculadas a la empresa); limitar los diferenciales de remuneraciones entre las del equipo ejecutivo y las de las menores remuneraciones dentro de la empresa. En síntesis, de los 4 paradigmas sistémicos cuestionados 3 seguirán vigentes y uno no. Va a seguir habiendo globalización, capitalismo y mercado".
Patricio Meller en Pulso, julio 2020
Sugiero como complemento el final del Prólogo para la segunda edición (2016) del libro Un Siglo de Economía Política (189 -1990) de PATRICIO MELLER, HÉCTOR SOTO, SOL SERRANO, CONSUELO SAAVEDRA & NICOLÁS EYZAGUIRRE (cito):
El consenso actual señala que “las instituciones importan”; aún más, “las instituciones importan mucho”. La implicancia central es que “las buenas instituciones desempeñan un rol más significativo que las buenas políticas económicas” para inducir el crecimiento (World Bank, 2005a).
Las diferencias de ingreso per cápita y diferenciales de productividad que hay entre países desarrollados y países en desarrollo no se logran explicar por los distintos niveles de capital, capital humano, uso de tecnología moderna y nivel de infraestructura. En otras palabras, si un país latinoamericano tuviera niveles similares de capital, capital humano, tecnología moderna y nivel de infraestructura que EE.UU., no alcanzaría el nivel de productividad observado en los países desarrollados. La diferencia persistente está asociada al tipo de instituciones que hay en ambas partes. En breve, el proceso de desarrollo depende principalmente del cambio y modernización institucional más que de la acumulación del capital (Hoff & Stiglitz, 2001). El conocimiento respecto de la “creación de instituciones” es un fenómeno cuyo interés entre los economistas es relativamente reciente (North, 1990; Meier & Stiglitz, 2001; Bowles, 2004). Las instituciones cumplen un doble rol: (i) Establecen las reglas de largo plazo del funcionamiento de la sociedad y de la economía; de esta forma acotan (pero no eliminan) la incertidumbre con respecto del futuro. (ii) Establecen el contexto para resolver los conflictos. Respecto a las instituciones, se sabe más qué es lo que no hay que hacer, que lo que es conveniente efectuar para lograr buenas instituciones. Guste o no guste, la creación de instituciones requiere de la acción discrecional y activa del Estado y el gobierno con los partidos y coaliciones políticas.
Contenidos Referenciados
- Entrevista a Patricio Meller en Pulso La Tercera, julio 2020 pinche aquí
- Dejo abajo la charla El Mundo Pospandemia vía Youtube donde Patricio Meller desarrolla en profundidad lo planteado en la entrevista de Pulso.
- Luego, si desea acceder a la web con todas las charlas del Ciclo de Charlas Webinar organizado por Educación Ejecutiva de Ingeniería Industrial pinche aquí