Andrea Neculpan hace poco perdió un hijo, tenía cuatro meses de embarazo, presume fue a causa del gas lacrimógeno que arrojaron dentro de su casa y que le provocó una intoxicación. El miércoles 4 de junio, perdió a su compañero por trece años, quedó viuda y tres niños de 9, 5 y 4 años, sin padre.
Ella ponía la tetera pal mate cuando escuchó disparos, su esposo volvería en un rato, salió a buscar un caballo junto a otros dos jóvenes y un menor de 14 años. A los veinte minutos de los disparos llegaron a avisarle… No habría mate…
Unas horas más tarde en el hospital de Collipulli, hubo muerte… Otra vez, muerte para Andrea.
Se habla de “confuso incidente”, de “un grupo no definido de personas” en una zona cubierta y patrullada por decenas de policías, quienes les han llevado violencia verbal y física a domicilio desde el 13 de mayo a las sesenta familias que la habitan. Así lo denunció hace unas semanas el esposo de Andrea, werkén de su comunidad, quien en busca de paz y respuestas para su gente, conversó con Radio Universidad de Chile
En ese momento, él relataba que aún no lograban entender las razones de los ataques con participación de uno 100 efectivos que llegaban en buses, guanacos, arrojando gases tóxicos y amenazas de muerte por, lea bien, altoparlantes desde los vehículos de Carabineros de Chile.
Solo en el hogar de Andrea viven tres niños, pero hay muchos más, y todos ellos desde sus casas de palo y techo de lata, escucharon de voz de quienes deben cuidarles, promesas de muerte. Desde sus ventanas, sentados al lado de la estufa a leña vieron venirles encima autos inmensos tirando agua podrida mientras el aire se tornada turbio e irrespirable y unos hombres comando disparaban perdigones a sus grandes que se defienden a palos y piedras… Días y días de asedio institucionalizado, también de cómplice silencio… Hasta que una tarde de tregua, de vida de campo, sin rostros ni nombres, unas sombras asesinas hacen cumplir la promesa…
¿Cómo duermen esos pequeños desde ese miércoles? ¿Duermen? ¿Cómo les explican lo sucedido sus madres, padres y abuelos? ¿Cómo nos sentimos quienes desde nuestros hogares nos enteramos de la noticia? ¿Cómo sigue la vida de Andrea?
¿Cómo es que llegamos a esto?
Nada cambia como dicen porque crece y crece la lista de logros de los asesinos invisibles a sueldo. No hay cárcel ni justicia, desaparecen las pruebas, no hay superiores ni responsabilidades institucionales. Los naipes aquí resisten tormentas, revueltas, huelgas de hambre.
Pero en paralelo a las billeteras manchadas de sangre inocente de toda una red de apoyo y encubrimiento, florece también inevitablemente la conciencia de lo que por fin entendimos, ES UN SOLO PUEBLO.
Porque por cada muerto que dejan tirado, crecen y crecen sus hijos, y les enseñamos a amarlos como hermanos a los nuestros, y se cae y se cae la venda del resto, y crece y crece la empatía entre nosotros, y se rompe y se rompe el silencio, y se estrechan y estrechan los lazos y se une y se une un país casi entero. No podrán matarnos a todos, alguien les tiene que cocinar y hacer el aseo; aunque a cada muerte nos recorre silencioso también el miedo.
Llegará el día en que los encuentren, llegará también a sorprenderlos.
En el intertanto… Que no puedan dormir una noche sin ayuda, que las pastillas para aliviar la conciencia les consuman el sucio sueldo. Que recuerden la mirada limpia de cada uno de los muertos. No podrán comprar nunca el amor y respeto con que a ellos les recordaremos, porque, aunque estén forrados lo que hicieron es cobarde, un crimen a los suyos que tendrán que atesorar solos, para no exponerse al repudio de quienes los creen admirables y derechos.
Fuerza e infinito amor para la comunidad We Newen y familia Treuquil Naculpan
Referencias:
Perdió un embarazo de cuatro meses
Se habla de “confuso incidente”, de “un grupo no definido de personas”
https://www.cnnchile.com/pais/muerte-comunero-mapuche-alejandro-treuquil_20200606/
Así lo denunció hace unas semanas el esposo de Andrea
¿Cómo llegamos a esto?